La incompetencia los hace perder pequeños servicios, que al final inciden, gota a gota, de sol en sol, en su estado de quiebra y remate

Por Luis Oyola Ancajima

Cuando leímos la noticia en andina nos negamos a creerlo: “Telefónica Hispam, unidad de Telefónica que abarca todo Latinoamérica salvo Brasil, vendió este domingo la totalidad de las acciones que ostenta en Telefónica Perú -que acordó acogerse a un concurso de acreedores y cuya deuda ronda los 1,200 millones de euros- a Integra Tec International Inc. por 900,000 euros (3.7 millones de soles”.

¿Cómo puede una empresa como Telefónica del Perú, que ha gozado de los beneficios de los gobiernos de turno para su expansión en el país, haber terminado cuasi quebrada y rematada?

Un caso personal, casero, puede explicar su fracaso: la ineptitud del personal en su área de ventas y que arrastra a la inoperancia de sus servis de instalación. El 5 de abril, solicitamos que se nos coloque un repetidor de internet en casa. Nos explicaron que en el rango de siete días útiles cumplirían con atender el pedido. Se hizo el contrato de voz con mi madre de 89 años y todo lo demás.

Pasaron diez días aproximadamente desde este pedido, así que, al no obtener el repetidor, volvimos a llamar. La señorita que nos atendió revisó el sistema, no encontró nada y “enmendó la plana”, afirmándonos con absoluto convencimiento que con la Referencia 177253 corregirían la demora. Tampoco pasó nada.

A partir de entonces ya fuimos tomando los nombres de los empleados de Telefónica del Perú que nos atendía, poniéndole a cada uno del antecedente del frustrado pedido inicial del 5 de abril:

  1. Madeine nos repitió el contrato de 24.90 soles mensuales, por un año, nos dio el número de documento C-1086049265, afirmando que el 18, entre las 9:00 am y las 2:00 pm llegarían los técnicos a instalar el repetidor. No pasó nada.
  2. Pía nos dio el contrato FE-08213436-2025, prometiéndonos hacer personalmente el seguimiento del caso y afirmando que el domingo 20 de abril, entre las 9:00 am y 2:00 pm tendríamos el repetidor en casa. No pasó nada.
  3. Hoy, llamamos a consultar qué había pasado, y Jorge nos volvió a decir lo mismo que sus compañeras anteriores: no figura nada en el sistema, nunca generaron nada, que una cosa es el contrato y otra la orden, que una la supervisa otra persona y todos los etcéteras que quieran ponerle ustedes para graficar este maratón de ineptitud. Nos dio dos alternativas de solución: hacer un nuevo contrato (para lo cual debería despertar a mi adolorida madre de 89 años), o ir con ella directamente a las oficinas de Telefónica del Perú a comprar el repetidor, porque es un aparato que sólo se enchufa y se siguen sencillas instrucciones. Ah, pero tenía que ir con la titular, mi madre. Aunque por ahí me lo vendía a mi como tercero, pero pagando al contado y no cómodas doce cuotas como lo ofrecen a los clientes por teléfono.

Hoy ya no me asombro con la noticia de la venta de Telefónica del Perú. Hoy me aterra en manos de quién más puede caer un servicio tan fundamental para los ciudadanos de un país en vías de desarrollo.

Foto Archivo andina

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