River Plate jugó un partidazo y con doblete de Julián Álvarez se impuso por 2-1 al durísimo Sao Pablo

Comentario Silvio Favale | Diario Ole de Argentina

En Calchín habrá fiesta hasta bien entrada la madrugada. En Núñez también. En aquella pequeña localidad cordobesa brindan a la distancia por su pichón de crack, y es Marcelo Gallardo el que en un abrazo se lo transmitirá en el vestuario. Es Julián Álvarez quien en la Docta y anoche en Avellaneda se ganó los aplausos de todo el mundo River gracias a ese doblete que no sólo confirma por qué con 20 años es una de las grandes promesas del club: con sus dos gritos el equipo consiguió vencer a Sao Pablo (2-1) y clasificó a los octavos de la Libertadores a una fecha del final. Y ahora, el 20/10 irá por el primer puesto del grupo D ante Liga de Quito, hoy el que marca el rumbo en la tabla.

Es cierto: River por ahora marcha escolta pero su juego pica en punta. Lo que se vio en el Libertadores de América fue todo nuevo (estreno de luces en el estadio del Rojo y pilcha en composé) menos la estirpe futbolística del equipo de Gallardo, que por primera vez le ganó de local a un rival brasileño por CL. Y alcanza con repasar el cuadro por cuadro de cómo se gestó ese primer gol del Araña para entenderlo: una jugada en la que hasta Armani participó saliendo de abajo y que pasó de pierna a pierna hasta llegar a la humanidad de este delantero de 20 años que no asombra que ya tenga una cláusula de salida de 25 millones de euros... Fue un gol made in River, sin dudas. Un golón que envalentonó a todo el equipo, al punto que ni siquiera el empate del conjunto paulista (cabezazo de Diego) logró desalentar esa búsqueda incesante.

Por el contrario. El elenco de Núñez jamás dejó de pisar el acelerador en ese PT vertiginoso, que tuvo a un Nicolás De La Cruz en una versión top: despliegue, inteligencia pura, pase claro... El uruguayo fue una de las piezas clave en la generación de juego y que abasteció a las fieras que habitan en el ataque de River. Porque si bien Matías Suárez se quedó con el grito atragantado, el Oreja fue importantísimo para dar vuelta la historia: corrida por izquierda, pausa y descarga precisa para asistir a Álvarez, el pollo del DT que en tres juegos ya convirtió cuatro goles...

Con esa ventaja, River jugó el ST con sapiencia. Dosificando cargas y evitando un desgaste mayor desde lo físico -imposible sostener el ritmo de la primera parte-, se vio a un equipo que intentó esperar agazapado por una contra letal mientras San Pablo iba a la carga por la remontada. Y claro, los brasileños apretaron y le generaron más de un susto a Armani y compañía, sobre todo a través de las pelotas paradas. Sin embargo, el arquero de los 100 partidos -más la ayuda posterior de Martínez Quarta- dijo presente cuando lo llamaron, como cuando le puso el cuerpo entero a un remate de Brenner...

Pese a ese par de sofocones en el cierre, el conjunto de Gallardo pudo apretar el puño y celebrar una clasificación que se ganó con justicia. Diez goles en tres partidos y un juego que invita a creer que a este River no hay pandemia que le haga perder las convicciones. El ritmo, por caso, se recupera rápido y lo dejó demostrado. Con su joyita Álvarez en un momento soñado y en pleno crecimiento, CARP se ilusiona y ya está en octavos. Le queda el duelo ante LDU en Avellaneda, en busca de cerrar esta primera fase con la punta. ¡Joya, River!

Foto CONMEBOL

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