Universitario de Deportes cumple hoy 100 años de vida institucional. La gloria deportiva internacional es la materia pendiente

Por Luis Oyola Ancajima

Hace 42 años que sigo profesionalmente al club Universitario de Deportes, y desde entonces apilamos una montaña de artículos periodísticos con relación a su historia deportiva, salpicada en los últimos tiempos por algunos hechos y personajes lamentables que no lo representan, ni pueden eclipsar su aporte institucional al deporte peruano, como lo han sostenido desde hace exactamente 100 años de vida. Sí, un 7 de agosto de 1924, dos estudiantes sanmarquinos: José Rubio Galindo (Facultad de Letras) y Luis Málaga Arenas (Facultad de Medicina), lanzaron la idea de formar un equipo de fútbol, ilusión a la que se unirían Plácido Galindo, Eduardo Astengo, Rafael Quirós, Mario de las Casas, Alberto Denegri, Luis de Souza Ferreira, Andrés Rotta, Carlos Galindo, Francisco Sabroso, Jorge Góngora, Pablo Pacheco y Carlos Cillóniz. Ahí nacería la nación crema, que hoy tiene como ídolo máximo a Teodoro “Lolo” Fernández.

Nuestros pasos por el Lolo

En 1982, don Víctor Tirado me invitó a cumplir un sueño de niñez: apoyar en una redacción de deportes, en este caso la del diario El Observador, pues necesitaban manos para recibir los informes de sus enviados especiales al Mundial de España 82.

Nosotros estudiábamos administración de empresas en la Universidad Particular San Martín de Porres, pero ya teníamos la inclinación por escribir desde el tercer año de secundaria, que fundamos el primer club de radio y periodismo de los Planteles de Aplicación de la UNE La Cantuta.

Y desde nuestra llegada al primer diario de la era del color, fundado por Luis León Rupp, no sólo apoyamos con las notas mundialistas, sino que nos lanzamos a cubrir informaciones del IPD y también del club Universitario de Deportes.

Sí, de ese Universitario campeón nacional de 1982. Al recordarlo salta de inmediato a la memoria, con especial aprecio, el veloz puntero Eduardo Rey Muñoz, pues él era del Jirón Zarumilla en San Martín de Porres, barrio donde vivía la que fue mi querida esposa Carolina Falconí Guardamino. Obviamente entonces había una importante planilla de jugadores bajo la batuta de don Roberto Scarone: Eusebio Acasuzo, Eduardo Aguilar, Bira, José Cañamero, Rodolfo Chavarri, Martín Duffoó, Carlos Espósito, Samuel Eugenio, Raúl García, Luis Gardella, Hugo Gastulo, Juan Carlos Jaime, Germán Leguía, Juan José Oré, Leo Rojas, Percy Rojas, Carlos Rostaing, Freddy Ternero y el ya mencionado Eduardo “Cochoy” Rey Muñoz.

Era la época cuando se acababan los entrenamientos y se nos permitía llegar hasta dentro del camarín a terminar las entrevistas con los jugadores. Y las prácticas las observábamos enteras, salvo los jueves o viernes cuando había partido de práctica.

Mordaza crema

En el año 1984, trabaja ya como redactor del diario HOY, cuya sección deportiva era manejada magníficamente por mi maestro y amigo Roberto Salinas Benavides, y tenía como puntales a Dante Povis Olivera, Óscar Moral Cornejo, Lalo Archimbaud García y Marita Molina Vivanco. El buen Alex García Sotomayor había regresado a su natal Arequipa y no siguió a este grupo periodístico que venía desde El Observador. Aquí tuvimos una anécdota que nos serviría para cuajar el temple. Nosotros vivíamos en Chosica y siendo nuestra fuente fija la cobertura informativa de Universitario de Deportes, nos íbamos directo al estadio Lolo Fernández a cubrir las prácticas. Ni bien llegábamos nos abrían el portón de madera de par en par.

En cierta ocasión, al día siguiente de nuestro descanso semanal, acudimos como costumbre al “Lolo Fernández” y solo abrieron la ventanita y no nos dejaron pasar. El guardián estaba más incómodo que yo conforme transcurría el tiempo e insistíamos en pasar.

Finalmente nos indicó que pasáramos, pero que nos quedemos en la entrada. Eso no solía suceder ya que siempre me paseaba con toda libertad por el “Lolo”. Había una reja que separaba el ingreso a los camarines y también esta cerrada. De pronto asomó por la puerta del camarín el técnico José Ramos Delgado, que ni bien nos vio se volvió meter a conversar con sus jugadores. Diez minutos después desfilaron los futbolistas por delante, pero ninguno respondió a mi saludo, salvo Jaime “Diablo” Drago con un tímido: “Hola”. El rubio volante vivía casi al frente del diario HOY, en la cuadra 8 de la Av. Aramburú, por lo que teníamos una mayor cercanía en el trato.

El preparador físico Jorge Castello vino algunos pasos más atrás de los jugadores y en forma prepotente nos dijo: “Váyase que con usted no vamos a charlar más”. Sorprendido por su actitud le pregunté por qué la molestia. Y es que justo ese día, al pasar por el kiosko de periódicos cerca al Lolo Fernández, se había agotado el diario HOY y no puede leerlo antes de empezar la chamba (regla básica antes de acudir a la fuente). El entrenador Ramos Delgado tampoco nos dio la cara y volvimos a la redacción muy molestos a la redacción y ahí recién leímos el titular principal de deportes del diario HOY, que decía algo así como: “La U partida”, con una foto donde se veía a dos o tres grupos de jugadores celebrando por su lado un gol.

Le conté lo sucedido a Roberto Salinas, quien encendió aún más la pradera: pidió que le traigan la foto con la última formación de la “U”, hizo que le montaran aspas en la boca de todos los jugadores y al día siguiente el titular fue: “¡Mordaza!”. A primera hora don Jorge Nicolini lo había llamado para saber el por qué de esta posición y enterado de los pormenores prometió arreglar las cosas en casa para no tener futuros inconvenientes en nuestra cobertura periodística.

Cierrapuertas del gordo

Probablemente esta otra anécdota sucedió en el último año del primer periodo presidencial de Alfredo Gonzáles Salazar (1995-1998). Chicho Mohme nos había invitado a pasar del diario Líbero a La República. Valoraba nuestro aporte como editor general-fundador del diario deportivo y buscaba darle un nuevo aire a la sección deportiva del buque insignia del Grupo La República. Aún vivía ese gran caballero que fue el ing. Gustavo Mohme Llona.

La República siempre tuvo una gran unidad de investigación y no queríamos quedarnos atrás en la sección deportes. En el fútbol siempre se hablaba de los famosos dobles contratos con los jugadores, que era una práctica para sacarle la vuelta al club y al sistema. Nosotros obtuvimos de primerísima mano una de estas pruebas y sin decir el nombre del jugador ni el club de procedencia, pusimos en el artículo a toda página las cifras con decimales del fraude. El gordo montó en cólera, nos tiró barro con Papá Mohme, al punto que ni bien llegamos a nuestra oficina ya estaba la fotocopia del artículo en mi escritorio con la solicitud de explicar esa materia.

Ese artículo, donde enumeramos parte de los grandes males del fútbol peruano, era el primero de una serie de denuncias documentadas que tenían en próximas entregas detalles como la sobrevaloración de la construcción del estadio Monumental. Fuimos a conversar con Papa Mohme, quien al ver los detalles de la investigación nos dio luz verde para continuar, porque él siendo hincha acérrimo de la “U”, pensaba que este pecho estaba tirando en contra de su equipo. Sólo hacíamos nuestro trabajo, con el propósito de mejorar el deporte en general, denunciando situaciones irregulares. Claro, esto nos costó la prohibición de entrar a los entrenamientos y partidos de Universitario, aunque con el tiempo Alfredo Gonzáles propició una reunión para limar asperezas y reabrir la comunicación con La República.

Más grande que sus problemas

Y como solía repetir el propio Alfredo Gonzáles, es muy cierto que Universitario de Deportes es más grande que sus problemas. Gracias a la invitación de mi amigo Luis Grados Trinidad, ex decano del Colegio de Periodistas de Lima, forme parte del equipo de trabajo del club crema como Coordinador de Comunicaciones, siendo el administrador temporal Luis Sierralta. Fue un periodo muy corto pero enriquecedor en lo profesional.

La masa, el arraigo, el arrastre de los cremas es impresionante. El día que entiendan, dirigentes e hinchas, que unidos pueden ganarlo todo, sí todo, eso sucederá sin ninguna duda. Pero mientras haya palomillas de ventana empoderados dentro y fuera del campo, se quedarán en un gran sentimiento y no en el verdadero éxito deportivo que se debe alcanzar a nivel internacional, más allá de sus fructíferas 27 coronas nacionales y decenas de ídolos e íconos del balompié nacional.

Foto Difusión

Sidebar 1

Mas Leído